Daria muchisimo por volver a tener aunque sea siete años de nuevo, por lo menos por una tarde. Pasarme el dia jugando, con mis muñecos, con mis peluches, mi hermano. La unica preocupacion era que mamá no nos desarme la casita que habiamos hecho. El unico parate para tanto juego era la hora de la merienda, la chocolatada caliente, las galletitas y mirar los dibujitos en la tele. 
La inocencia, la lealtad, la imaginacion, la sensibilidad, la diversion, la eterna risa, la complicidad. El mas puro estado del alma. La felicidad simple.  Eso era ser un niño. Jugar a la pelota, y a las econdidas, inventar otro tipo de "mancha", imaginar alucinantes historias, llenar el album de figuritas, quedarse a dormir en lo de un amigo, comer muchos caramelos, andar en bici por la vereda, hacer experimentos con lo que sea que encontremos.
Y ahora nada mas tenemos recuerdos de eso, y de a poco vamos perdiendo la inocencia, la lealtad, la imaginacion, la sensibilidad, la diversion, la eterna risa y la complicidad.

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