Un miercoles mas estaba sentada en mi cama, con la tele prendida pero mirando el techo. Todavia no habia empezado la novela que miro y me resulta inutil mirar otras cosas... asi que ocupe el tiempo pensando. Fue como si de la misma manera que apreto un boton y enciendo la television...en un instante millones de ideas batallaron mi cabeza, en un clik. Algunas gritaban mas que otras... y mas aun para tapar el barullo de fondo de la pieza.
Tantas cosas en tan poco tiempo, tanto cambio... Si, ya se que es lo normal, que todo cumple su ciclo, que todo pasa, que todo cambia... pero es que hay cosas que quiero que duren mas... asi como hay cosas que quiero que se terminen rapido...
Es como una rueda.. Si, es eso... es una rueda que tiene un lado bueno y uno malo... y uno camina adentro de esa rueda... y le toca lo malo, y lo bueno, constantemente... A veces estamos gozando de lo mas bueno, y bajamos a esa parte negra... y entonces no nos queda mas que esperar... que seguir caminando, hasta llegar a lo bueno de nuevo...
Empezó Para Vestir Santos... y mi cabeza volvio a conectarse... una parte por lo menos. Y lloré. Llore mirando la novela... aunque no habian pasado ni diez minutos, y sabia que era mentira que lloraba por la novela. Porque se que es ficcion, que eso no le pasa a esas personas (capaz a alguna si) pero no, mi llanto no era porque La Conchuda no podia ver a su hijo, o porque Virgi extrañaba a Julio.... Yo lloraba porque necesitaba largar esa bola de angustia que se me habia hecho y la mejor excusa fue la novela...
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