Me senté el patio esperando que las gotas junten coraje para ser chaparrón, mientras miraba el rosado del cielo y comenzaba a sentir el olor a humedad, mi pelo ya la había manifestado, en cambio las plantas se mostraban radiantes.
Toda la ciudad anhelaba ver llover... y más que eso. Sentir el alivio de no sentir tanto calor.
Enero pasaba rápido pero pesado y caluroso como hacía años no se vivía.
Sentí tremendas ganas de caminar por el barrio y las plazas, pero no sola. Cualquier compañia venia bien.. pero una en particular...... una determinada persona hubiera sido la combinación perfecta, para mi, claro... que no busco lo perfecto.
Todavia las gotas caian timidas, eran suaves y heladas, pequeñas y escurridizas
besaban mi cara, mis brazos, mis piernas, y levante mi remera para que mi panza tambien las sienta
de a poco el piso del patio paso de tener lunares de gotitas a estar cubierto de agua
senti un gran alivio y respire hondo.
Mi remera y mi pelo se pegaban cada mas a mi piel. Estaba completamente mojada.
Invite a mis perras a acompañarme en el buen rato, pero ninguna tuvo las ganas o el valor de sentarse a mi lado.

Cerre los ojos, livianos los parpados cerrados seguian haciéndome ver gotas... pero de colores, y la lluvia tomó ritmo. El viento le hacia cosquillas a los arboles y las hojitas bailaban haciendo mas música.
En mi patio había una orquesta... no pude mas que ponerme a cantar:
"lluvia... lluvia... infinita

cantidad de gotas
de colores, de amor
de ricos olores
viento... viento bonito
tráeme la calma,
sopla despacito
ese cuento del amor"


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