Llegué a creer que nos habiamos enamorado del desamor, y que toda construcción sobre nosotros era una extendida fuga infinita al fracaso, al engaño, al dolor.
No sabiamos mirarnos a los ojos, siempre a la boca, estando atentos de ser uno el de la ultima palabra.
Porque los dos no podiamos querer lo mismo, menos querernos mutuamente.
Estabamos en la eterna pelea de super-yo, ello, yo, de lo que si, de lo que no.
Las fotos mentales de tu cara larga y el ceño fruncido mientras contaba sin censar mis problemas, con clara señal de que no podiamos tolerarnos.
Deje ser esa costumbre de la puteada al aire ya ni se a causa de que, y desprendí de mi los sueños de sonrisa con desayuno en la cama, el matesito en el sillon, las caricias en el pelo.
Que importaba el sentimiento y esa sarta de pavadas -siempre en "speach"- que no queriamos escuchar/decir.
Hasta que un dia llegamos a no hablarnos mas, y crei que no era necesario usar palabras para mas nada. Se secaron los labios, sin poder mirarnos tambien cerramos los ojos, sin darnos cuenta se secó y cerró el corazon (que ni sabiamos cuidar/tener/usar).
Estuve a punto de dejarnos sin estar, hasta que extrañé llorar.

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